Después de sufrir un accidente automovilístico en 1996, que dejó severas huellas en mi cuerpo, tal vez la más severa una artrosis en mi Tobillo que con los años se convirtió en una osteonecrosis (muerte del hueso) del astrágalo de mi pie. Por esta razón cada día el caminar se me volvió una tortura por los constantes dolores cada vez más y que muchas veces no me permitían ni siquiera dormir bien.